lunes, 6 de mayo de 2019

EL DOCENTE TE ACONSEJA

En la primera sesión, vimos lo importante que es que los adultos seamos buenos modelos de los más pequeños y crear hábitos positivos en su día a día. En relación con el tema que nos ocupa, en esta entrada vamos a analizar el uso del móvil y/o la tablet a edades tempranas.

MÓVILES Y TABLETS A EDADES TEMPRANAS









¿Quién no ha visto o se ha encontrado alguna vez en una situación así? ¿Les dejemos el móvil a nuestros niños y niñas pequeños para conseguir que obedezcan? ¿Les ponemos algo que les gusta en la pantalla para que nos dejen descansar un rato o tener momentos de ocio? ¿Creemos que es bueno esto que hoy en día vemos como normal?

A lo largo de nuestro día son muchos los momentos en lo que queremos o necesitamos un poco de tranquilidad (una ducha, comer, hablar con alguien…) y para ello solemos darle a los niños/as como entretenimiento nuestro móvil o tablet. Al final, a lo largo de un día, casi sin darnos cuenta, han sido expuestos durante muchos momentos a una pantalla.

En primer lugar, creo que todos deberíamos saber que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que ningún niño menor de 2 años sea expuesto a una pantalla. Aunque en muchas ocasiones las usamos para que dejen de llorar, para que coman bien, o para que se tranquilicen, en realidad la luz azul que emiten activa el cerebro, por lo que podremos conseguir el efecto contrario. Como consecuencia, no debemos usar las tecnologías en bebés y, si lo hacemos debe ser de manera muy controlada y durante muy poco tiempo.

Según los expertos, la luz de móviles y tablets activa más el cerebro que la luz de la pantalla de la televisión. Como consecuencia, debemos evitar que usen las tecnologías por la noche. Cuando se va el sol, el cerebro favorece el sueño y la luz de los dispositivos, por el contrario, activa el cerebro, tanto cognitiva como emocionalmente, por lo que podría provocar trastornos en la calidad del sueño de los niños/as ya que se ponen más nerviosos y no concilian bien el sueño. En este sentido, hay estudios que demuestran que los adolescentes han perdido la calidad del sueño, no duermen bien, por lo que todos debemos evitar mirar la pantalla del móvil o tablet mínimo dos horas antes de irnos a la cama.

Por otro lado, los expertos recomiendan que no regalemos móviles a los niños/as. Si se los regalamos, creerán que les pertenece y que ellos tienen el poder sobre el dispositivo. Por el contrario, debemos dejar claro que se trata de un “préstamo” que les hacemos y así podremos poner las normas que consideramos oportunas como adultos sin que se crean en el derecho de que los dispositivos son suyos.
Aunque no hay una edad establecida para el uso del móvil, se recomienda que antes de los 12-13 años ningún niño/a tenga un dispositivo. A partir de esta edad, podemos prestárselo, pero utilizando el control parental. Es muy importante que controlemos el tiempo de uso, las páginas que visitan, los vídeos que ven o a lo que juegan. Poco a poco, dependiendo del comportamiento de cada niño/a podremos ir valorando cuándo quitamos el control y cuál podrá ser el tiempo de uso. Se trata de darles autonomía poco a poco, dependiendo de cada comportamiento.
También es importante que el poder usar el móvil les cueste un esfuerzo, todo lo que quieran conseguir, deben ganárselo. Antes de los 12-13 años, puede haber una tablet común en casa que sirva para buscar información, ver dibujos de vez en cuando, o utilizar alguna aplicación educativa.

Por otro lado, hay estudios que demuestran que los niños/as de hoy en día no soportan el aburrimiento ni la inactividad. Aunque parezca mentira, el aburrimiento es muy importante porque estos tiempos de inactividad son los que nos llevan a la reflexión, a los pensamientos. Hoy en día los niños/as no soportan el aburrimiento, no saben estar sin hacer nada y, por tanto, juegan, crean e imaginan mucho menos.  

Como educadores, debemos aprovechar la potencialidad de los pequeños cambios. Debemos crear modelos y hábitos poco a poco. Darles a los niños/as las razones por las que hacemos las cosas para que lo entiendan y lo interioricen. Las pequeñas actitudes son muy potentes para conseguir grandes cambios.

Además, en la sociedad actual, donde todas estas conductas perjudiciales para nuestros niños/as están tan normalizadas, es muy importante desnormalizar. Hacemos muchas cosas pensando que “es lo normal” y justificándonos porque “todo el mundo lo hace”. Poco a poco, podemos ir abriendo un camino, podemos ir “contaminando en positivo”. Es difícil cambiar lo que ya se ve como “normal”, lo que ya se ha normalizado, pero podemos hacerlo poco a poco.

Es un camino largo y difícil… pero juntos es más fácil y podemos ir abriendo nuevos caminos.

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