En la primera sesión, vimos lo
importante que es que los adultos seamos buenos modelos de los más pequeños y
crear hábitos positivos en su día a día. En relación con el tema que nos ocupa,
en esta entrada vamos a analizar el uso del móvil y/o la tablet a edades
tempranas.
MÓVILES Y
TABLETS A EDADES TEMPRANAS
¿Quién no ha visto o se ha encontrado alguna vez en una situación así?
¿Les dejemos el móvil a nuestros niños y niñas pequeños para conseguir que
obedezcan? ¿Les ponemos algo que les gusta en la pantalla para que nos dejen
descansar un rato o tener momentos de ocio? ¿Creemos que es bueno esto que hoy
en día vemos como normal?
A lo largo de nuestro día son
muchos los momentos en lo que queremos o necesitamos un poco de tranquilidad
(una ducha, comer, hablar con alguien…) y para ello solemos darle a los
niños/as como entretenimiento nuestro móvil o tablet. Al final, a lo largo de
un día, casi sin darnos cuenta, han sido expuestos
durante muchos momentos a una pantalla.
En primer lugar, creo que todos deberíamos saber que
la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que ningún niño menor de 2 años sea expuesto a una
pantalla. Aunque en muchas ocasiones las usamos para que dejen de llorar, para
que coman bien, o para que se tranquilicen, en realidad la luz azul que emiten activa
el cerebro, por lo que podremos conseguir el efecto contrario. Como
consecuencia, no debemos usar las tecnologías en bebés y, si lo hacemos debe
ser de manera muy controlada y durante
muy poco tiempo.
Según los expertos, la luz de
móviles y tablets activa más el cerebro que la luz de la pantalla de la
televisión. Como consecuencia, debemos evitar
que usen las tecnologías por la noche.
Cuando se va el sol, el cerebro favorece el sueño y la luz de los dispositivos,
por el contrario, activa el cerebro, tanto cognitiva como emocionalmente, por
lo que podría provocar trastornos en la
calidad del sueño de los niños/as ya que se ponen más nerviosos y no
concilian bien el sueño. En este sentido, hay estudios que demuestran que los
adolescentes han perdido la calidad del sueño, no duermen bien, por lo que
todos debemos evitar mirar la pantalla del móvil o tablet mínimo dos horas antes de irnos a la cama.
Por otro lado, los expertos
recomiendan que no regalemos móviles
a los niños/as. Si se los regalamos, creerán que les pertenece y que ellos
tienen el poder sobre el dispositivo. Por el contrario, debemos dejar claro que
se trata de un “préstamo” que les hacemos y así podremos poner las normas que consideramos oportunas como
adultos sin que se crean en el derecho de que los dispositivos son suyos.
Aunque no hay una edad establecida para el uso del
móvil, se recomienda que antes de
los 12-13 años ningún niño/a tenga
un dispositivo. A partir de esta edad, podemos prestárselo, pero utilizando el control parental. Es muy importante que
controlemos el tiempo de uso, las páginas que visitan, los vídeos que ven o a
lo que juegan. Poco a poco, dependiendo del comportamiento de cada niño/a
podremos ir valorando cuándo quitamos el control y cuál podrá ser el tiempo de
uso. Se trata de darles autonomía poco a
poco, dependiendo de cada comportamiento.
También es importante que el poder usar el móvil les cueste un esfuerzo, todo lo que quieran
conseguir, deben ganárselo. Antes de los 12-13 años, puede haber una tablet
común en casa que sirva para buscar información, ver dibujos de vez en cuando,
o utilizar alguna aplicación educativa.
Por otro lado, hay estudios que demuestran que los
niños/as de hoy en día no soportan el aburrimiento
ni la inactividad. Aunque parezca
mentira, el aburrimiento es muy importante porque estos tiempos de inactividad
son los que nos llevan a la reflexión,
a los pensamientos. Hoy en día los niños/as no soportan el aburrimiento, no
saben estar sin hacer nada y, por tanto, juegan, crean e imaginan mucho menos.
Como educadores, debemos aprovechar la potencialidad de los pequeños cambios.
Debemos crear modelos y hábitos poco a poco. Darles a los
niños/as las razones por las que hacemos las cosas para que lo entiendan y lo
interioricen. Las pequeñas actitudes
son muy potentes para conseguir grandes
cambios.
Además, en la sociedad actual, donde todas estas
conductas perjudiciales para nuestros niños/as están tan normalizadas, es muy
importante desnormalizar. Hacemos
muchas cosas pensando que “es lo normal” y justificándonos porque “todo el
mundo lo hace”. Poco a poco, podemos ir abriendo un camino, podemos ir “contaminando
en positivo”. Es difícil cambiar lo que ya se ve como “normal”, lo que ya
se ha normalizado, pero podemos hacerlo poco a poco.
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