lunes, 29 de abril de 2019

EL MODELO ADULTO EN EL USO DE LAS TIC


¿Somos el ejemplo que queremos dar a nuestros hijos/as? ¿Somos un buen modelo para ellos en el día a día? ¿Cuánto tiempo estoy haciendo uso del móvil delante de ellos/as? ¿Les escucho activamente cuando me cuentan algo o por el contrario mientras estoy mirando algo en la pantalla? ¿Le miro a los ojos cuando me hablan o estoy mirando el móvil?

Para poder controlar el tiempo que dedican nuestros hijos/as al uso de las tecnologías, el primer paso está en nosotros mismos. Los adultos debemos ser modelos para nuestros niños/as porque ellos aprenden más de lo que ven que de lo que escuchan. Si estamos todo el día diciéndoles que no pueden usar tanta tecnología, pero nos ven usando el móvil constantemente, ellos aprenderán más de nuestros actos que de nuestras palabras. Diariamente están aprendiendo de nuestras actuaciones y de nuestra forma de comportarnos. De este modo, si queremos controlar el tiempo de uso de las pantallas en nuestros hijos/as debemos empezar por nosotros mismos.

Los adultos debemos ser modelos de los más pequeños, y, para ello, debemos apartar el móvil, mirarles a los ojos y escucharles activamente. En nuestro día a día, son muchas las veces que estamos tan concentrados en la pantalla que no prestamos atención a lo que sucede a nuestro alrededor. Si nos pasa a nosotros que somos adultos… ¿cómo no les va a suceder a ellos lo mismo cuando están con el móvil, la tablet o los videojuegos?

Para muchos de nosotros el teléfono móvil se ha convertido en una necesidad que tenemos que tener a mano a lo largo de nuestro día a día. Para justificar y argumentar esta necesidad que no es real, “nos contamos” a nosotros mismos lo que nos interesa (es sobre el trabajo, estoy contestando un e-mail importante, busco información sobre algo que necesito…). Es una realidad que las tecnologías son muy útiles y que nos han aportado muchas facilidades a nuestras vidas, pero nos tenemos que poner límites debemos y ser conscientes de que no son una necesidad.

Por otro lado, aunque podamos pensar que sí, nuestro cerebro no puede hacer dos cosas a la vez, a no ser que se trate de tareas mecánicas. El ser humano no puede hacer a la vez diferentes actividades que requieran nuestra atención. Esto significa que no podemos ver una película a la vez que vemos el móvil, o escuchar a los niños/as a la vez que leemos algo en la pantalla. Se nos ha olvidado hablar, comentar, mirar a los ojos, dialogar….

Debemos educar dando ejemplo por lo que los adultos también debemos ponernos normas para el uso del móvil. Los cambios deben ir haciéndose poco a poco, dando ejemplos (debemos ponernos tareas): tiempos de uso, acuerdos, tratos a medio plazo…

Existen estudios demuestran que el humor y el optimismo de la madre son los principales factores que influyen en el bienestar de los niños/as, por lo que debemos ser modelos y dedicarles tiempo. Para ello, los procesos de normalización son muy importantes. Lo que los niños/as ya ven como normal es muy complicado cambiarlo o prohibirlo, por lo que es más fácil ir creando buenos hábitos y rutinas poco a poco que cambiar algo que ya está establecido. Sin embargo, podemos cambiar algo que ya está normalizado en nuestras casas y para ello el primer paso es demostrarles que nosotros como adultos no lo hacemos y por qué no es normal. Debemos dialogar y hablar con ellos.

Como dato preocupante, hay estudios actuales que han demostrado que los adolescentes tienen cada vez más complicaciones para expresarse y para comprender en el lenguaje oral. Sus habilidades y competencias sociales van siendo cada vez peores: no saben interpretar gestos ni emociones, ni expresarse. En la mayoría de las ocasiones prefieren comunicarse virtualmente que a la cara y van perdiendo en habilidades sociales. Después de saber esto… creemos que es realmente importante empezar a trabajar en el cambio y para ello queremos ofreceros información y consejos que podemos poner en práctica todos/as, desde casa y desde el centro.

¿Os animáis a intentarlo con nosotros?

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